Uno de los rituales más comunes en la temporada navideña, es la realización de los nacimientos navideños o belenes en nuestros hogares. Es por ello que aquí te comentaremos cuál es la historia detrás de esto, las características y, además, te vamos a mostrar un ejemplo de un gran pesebre.
Historia de los nacimientos navideños
Todo aquel que profese la religión católica podrá reconocer este ritual que simboliza el nacimiento de Jesucristo. Más allá de las motivaciones religiosas, se compone de otros elementos de la naturaleza que ha ayudado en la comprensión de la cultura rural (en tanto que hay animales, montañas, pasto y ríos).
La primera vez que el mundo vio un nacimiento no estaba constituido por figurillas, como en nuestros tiempos, sino que celebraron una misa con animales presentes en una cueva. De aquel acontecimiento en el siglo XII, todavía mantenemos una representación fidedigna a pesar del tiempo. Fue hasta el siglo XIX cuando se desarrolló toda una dinámica de creación de figurillas que también permanece en estos años.
Elementos del nacimiento navideño
Debido a las diferencias geográficas que regularmente presenten especificidades en los nacimientos, se ha mantenido una regla más o menos heterogénea para denominar y clasificarlos.
En el pesebre o establo deben estar las figurillas de Jesús, María y José, acompañados obligatoriamente por una mula y un buey. Además, se ha acostumbrado a poner a los Reyes Magos, en su camino hacia el pesebre, así como otros elementos como pastores o todo aquello relacionado con la historia de Jesucristo.
Los materiales que también necesitarás son:
– Bases de madera; aunque, regularmente, en algunos lugares puedes encontrar el pesebre hecho.
– Papel maché para simular el terreno.
– Espejos, para simular los ríos y lagos.
– Musgo para simular el campo verde.
– A veces se le agregan luces navideñas